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¿Te gustan los vinos fortificados? Son aquellos que se elaboran añadiendo alcohol vínico al mosto o al vino en algún momento de su proceso de fermentación. De esta forma, se consigue aumentar el grado alcohólico y modificar el sabor, el aroma y el color del producto final. Los vinos fortificados son una especialidad de España, donde se producen algunos de los más famosos y apreciados del mundo. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre el origen, las características y los mejores vinos fortificados de España. ¡No te lo pierdas!
Origen
El origen de los vinos fortificados se remonta a la época de los romanos, que ya utilizaban el alcohol para conservar mejor sus vinos y evitar que se estropearan durante los largos viajes por mar. Sin embargo, fue a partir del siglo XV cuando este tipo de vinos cobró mayor protagonismo, gracias al comercio con Inglaterra y otros países europeos. Los ingleses, especialmente, desarrollaron un gran gusto por los vinos fortificados españoles, como el jerez, el oporto o el madeira, y los convirtieron en parte de su cultura gastronómica.
Características
Los vinos fortificados se caracterizan por tener un alto contenido alcohólico, que suele oscilar entre los 15 y los 22 grados. Esto les confiere una mayor durabilidad y resistencia a la oxidación, por lo que pueden envejecer durante años e incluso décadas en barricas o botellas. Además, los vinos fortificados tienen una gran variedad de estilos y sabores, que dependen del tipo de uva, el momento de la fortificación, el grado de dulzor y el sistema de crianza. Así, podemos encontrar vinos fortificados secos o dulces, blancos o tintos, jóvenes o viejos, ligeros o intensos.
Por otro lado, es importante señalar que los vinos fortificados se pueden clasificar según el momento en que se añade el alcohol: antes, durante o después de la fermentación. Esto determina el grado de dulzor y el tipo de aromas que tendrá el vino. Por ejemplo, si se añade el alcohol antes de que termine la fermentación, se detiene el proceso y se conserva el azúcar residual de las uvas, dando lugar a un vino dulce. Si se añade el alcohol después de la fermentación, se obtiene un vino seco, con poco o ningún azúcar residual.
Entre los principales factores que influyen en las características de los vinos fortificados están el clima, el suelo, la variedad de uva, el sistema de crianza y el tiempo de envejecimiento. Estos elementos hacen que cada vino fortificado tenga un color, un olor y un sabor únicos y distintivos.
Color:
El color de los vinos fortificados puede variar desde el amarillo pálido hasta el ámbar, el dorado, el rubí, el caoba o el negro. El color depende del tipo de uva, del grado de oxidación y del tiempo de crianza. Por lo general, los vinos fortificados más jóvenes son más claros y los más viejos son más oscuros.
Olor:
El olor de los vinos fortificados es muy rico y complejo, con una gran diversidad de matices. El olor depende del tipo de alcohol añadido, del sistema de crianza y del tiempo de envejecimiento. Por lo general, los vinos fortificados más jóvenes tienen aromas frutales y florales, mientras que los más viejos tienen aromas tostados, especiados, balsámicos o torrefactos.
Sabor:
El sabor de los vinos fortificados es muy intenso y persistente, con una gran variedad de sensaciones. El sabor depende del grado de dulzor, del grado alcohólico, del tipo de crianza y del tiempo de envejecimiento. Por lo general, los vinos fortificados más dulces tienen sabores a frutas pasas, miel o caramelo, mientras que los más secos tienen sabores a frutos secos, hierbas o madera.
Mejores vinos fortificados de España
España es uno de los países con mayor tradición y calidad en la producción de vinos fortificados. Algunos de los más destacados son:
- Jerez:
Es el vino fortificado más conocido y prestigioso de España. Se elabora en la provincia de Cádiz, principalmente con las uvas palomino, pedro ximénez y moscatel. Se distinguen varios tipos de jerez, como el fino, el amontillado, el oloroso, el palo cortado o el cream. El jerez se caracteriza por su crianza bajo velo de flor, una capa de levaduras que protege al vino de la oxidación y le aporta aromas únicos.
- Oporto:
Es el vino fortificado más famoso de Portugal, pero también se produce en algunas zonas de España, como Galicia o Castilla y León. Se elabora con varias variedades de uvas tintas y blancas, y se fortifica antes de terminar la fermentación, lo que le da un dulzor natural. Se distinguen varios tipos de oporto, como el ruby, el tawny, el blanco o el rosado. El oporto se caracteriza por su crianza en barricas o toneles, que le confieren diferentes matices según el tiempo de envejecimiento.
- Madeira:
Es el vino fortificado más emblemático de la isla portuguesa de Madeira, pero también se elabora en algunas zonas de España, como Canarias o Baleares. Se elabora con cuatro variedades principales de uvas blancas: sercial, verdelho, bual y malvasía. Se fortifica después de la fermentación y se somete a un proceso de calentamiento y oxidación controlados, que le dan un sabor complejo y singular.
- Montilla-Moriles:
Es el vino fortificado más representativo de la provincia de Córdoba. Se elabora principalmente con la uva pedro ximénez, aunque también se admiten otras variedades blancas. Se fortifica después de la fermentación y se cría bajo velo de flor o en contacto con el aire, según el tipo de vino. Se distinguen varios tipos de montilla-moriles, como el fino, el amontillado, el oloroso o el pedro ximénez.
Conclusión
En resumen, los vinos fortificados son unos vinos muy especiales y versátiles, que pueden acompañar desde los aperitivos hasta los postres. Su historia, su elaboración y su sabor los convierten en unos vinos únicos y con personalidad propia. En Bodegas de Andalucía si te gustan los vinos fortificados, te animamos a que los descubras y los disfrutes con moderación. Y si quieres saber más sobre el mundo del vino, no dudes en visitar nuestro blog, donde encontrarás más artículos interesantes y consejos prácticos. ¡Salud!
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